29 de septiembre de 2007

In memoriam

Fuiste amigo en los momentos difíciles, cuando la meta parecía solo una quimera. Siempre estuviste ahí, sin rechistar, aguantando mis lamentos y mis días grises. Con paciencia, sin apenas enfados. Por ti pasaron cartas, frustraciones, deseos, castillos en el aire, amores, sueños, recuerdos...

Y todos mis secretos. Te confíe mi vida, amigo, te confíe mi vida. Y tú la guardabas con la fidelidad de un perro lobo: sin dar cuartel al adversario. Ni siquiera cuando tu corazón falló, hace ahora un año, pude reprocharte nada. No fue culpa tuya.

Has sido testigo íntimo de tres años de mi vida: la tesis, aquel adiós, las notas nerviosas para una clase, las estúpidas páginas de un diario, las sonrisas de ahora, los balbuceos de este blog. ¡Tantas cosas, compañero!

Lo peor es que ya no podremos compartir este otoño. Y sabes que sin ti -lo sabes bien- nunca me habría atrevido a embarcarme en esta aventura. ¡Estos saltos siempre los hemos dado juntos, eh!

Ahora te echaré de menos. Y ojalá -ojalá- hubiera podido hacer algo más por salvarte. Quizá algún día, desde donde estés, puedas perdonarme.

(A las 5.41 de la mañana del jueves 27 de septiembre, comenzó a realizar unos ruidos extraños y, súbitamente, se tornó blanco para jamás despertar).

Descanse en paz.

27 de septiembre de 2007

Ítaca

"Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo"
(Konstantin Kavafis)

De Ander he aprendido muchas cosas. En mi tercero de carrera se esmeró en enseñarme a escribir. ¡Quiá! Fue solo el chupinazo de una fiesta continua.

Después, me ha regalado muchos buenos momentos, en presencia y en bloggencia. En los últimos tiempos, su mejor lección ha sido una especie de ética del viajero que tengo muy, muy presente.

La recuerdo ahora. Porque en Nueva York, por fin, he dejado de ser un turista para convertirme en viajero.

25 de septiembre de 2007

Exit or no exit

Una gran ciudad siempre depara sorpresas. Muchas veces se encuentran a la vuelta de la esquina. Y no, no me refiero a la pantomima antisemita de Ahmanideyad.

El otro día, en un intermedio de mi trabajo, me encontré con un cartel que anunciaba un coloquio en el que intervenía Michael Walzer. Ahí mismo, a veinte metros de la Biblioteca, en uno de los auditorios de Fordham University. ¡Esa misma noche! Chapeau. El tema resultaba apasionante: "Salir o no salir. Moralidad y retirada de Irak".La figura de Walzer -uno de los filósofos políticos más influyentes- me produce admiración desde que me topé con un ensayo suyo en Letras Libres y leí fragmentos de su Guerras justas e injustas. Como buen intelectual judío, sus ideas se sitúan en el centro izquierda y vota demócrata. Pero, a diferencia de España, en EE.UU. las divergencias políticas no producen tanto ruido; la base común es, eso, común. Y la intelectualidad se surte de argumentos, no de la santa indignación moral.

Con su voz aflautada, casi afónica, y su aspecto venerable, Walzer iba cosiendo argumentos para explicar por qué no era ético retirarse ahora de Irak. ¡Él, que se opuso a la guerra!

Escuchando la elegancia del debate y la profundidad y amenidad de lo allí expuesto, no pude dejar de hacer la comparación con España. Allí, lo políticamente correcto se retorcería como un vampiro ante un crucifijo al escuchar frases tan sensatas como que "el pacifismo no es una opción moral válida" o que "la guerra puede ser buena".

Me imagino el debate en España y ya oigo los gritos desde el fondo de la sala: "¡¡Faaaassscisstaaaa!!".

23 de septiembre de 2007

Bendita competencia

Lo había leído. Pero aún sorprende más al palparlo en el ambiente.

Resulta gratificante ver cómo, aquí, la Iglesia Católica no tiene ningún complejo ético ni estético. Los curas visten... ¡de curas! Los católicos pasean a crucifijo descubierto y entran, sin miedo, al cuerpo a cuerpo ideológico. Admirable.

Es paradójica la diferencia con España, un país abrumadoramente cristiano y, sin embargo, socio-culturalmente tan escorado hacia babor. Con tanto católico casi pidiendo perdón por serlo (salvo excepciones recientes, claro).

Será, como bien sabe Matía, otro efecto benéfico del liberalismo. De la bendita competencia.

(La foto es la catedral de San Patricio, en la Quinta Avenida)

22 de septiembre de 2007

Concursante

Como esto ha empezado a rodar ya en público, me voy a jugar mi cuarto a espadas en la blogosfera.

El "Primer certamen Otoño en NY". Inédito entre mis maestros. Las bases son simples; el premio, suculento.

Tras tomarse sus huevos revueltos con zumo de maracuyá, sus tostadas con sirope de naranja, lavarse los dientes con cepillo eléctrico y empaparse de L'oreal Vita el cutis facial, ¿quién podría decirme qué piensa exactamente Dennis cada mañana al enfrentarse a su armario, antes de sacar a su pareja canina (Daisy & Goofy) a realizar sus primeras necesidades?
El premio es un alojamiento gratis en habitación individual en... ¡¡tratatachán!! ¡¡Nueva York!!

Os aseguro que tal y como están los precios de los hoteles, merece la pena concursar. Jamás os encontraréis ante ganga similar...

(La foto, sin que sirva de precedente, es mía. Y merece la pena pincharla para apreciar todo su esplendor)

20 de septiembre de 2007

¿Y qué demonios haces si...


... un tipo de piel altísimamente melaninada, complexión dosxdos=4, trenzas rollo Bob Marley, movimiento rapeador de manos y pantalones por las rodillas te empieza a hablar a la salida del metro (que, obviamente, está vacío) y tú no entiendes un carajo y los ojos del gachó se empiezan a inyectar en sangre y todo apunta a que precisamente no está alabándote el buen gusto de la camisa de El Corte Inglés ni del reloj de imitación vietnamita que llevas?

17 de septiembre de 2007

I had a dream


(Para Javier Marrodán, que se inmiscuyó en mi sueño)

Según Freud, nuestros sueños están guiados por las obsesiones o las frustraciones personales. No alcanzo a ubicar esta suerte de pesadilla en ninguna de las dos categorías. De todas maneras, ¿qué estudios tenía el Freud ése para decir semejantes tonterías?


"Un lugar indeterminado de un barrio de Nueva York, más o menos macarra. Volviendo en bici a casa me encuentro con una reunión clandestina de antiguos colaboradores de Nuestro Tiempo. En una especie de aula de colegio de protección oficial. Un chico joven al que llamo Rafa Esquíroz (sin tener yo ni idea de quién es) me enseña un cómic que ha hecho, rememorando un número de la revista del año 1968. En la reunión se encontraban MAJ, Bosco Martín Algarra (?), Carmen Remírez (??) y otros rostros que no recuerdo reivindicando que la revista no se pase a Internet, sino que se mantenga en papel. El supuesto Esquíroz me enseña su cómic: ahí se mezclan las ilustraciones para ese año 68 con una historia sobre ti.

Agárrate: ¡me cuenta que aquel año asesinaste a una persona! Me empiezo a agobiar. El cómic, en blanco y negro, lo muestra. "¿Cómo, que Javi Marrodán asesinó a alguien? ¡No puede ser, me engañas!". El supuesto Esquíroz levanta las cejas, insinuándome que allá yo si no me lo creo.

Al rato, apareces por una calle adyacente a la supuesta escuela donde tiene lugar la más-supuesta-aún reunión de antiguos de NT. Vas cogido de la mano con no sé quién y llevas una gorra. Como la calle está oscura, no te reconozco hasta llegar a mi lado. Todo normal. Entras a la redacción, saludas a todo el mundo y bla, bla. Cuando se cierra el chiringuito del aula, yo me acercó a ti antes de que te marches por un descampado: "Javi, ya me han contado lo que pasó. No lo sabía, no me has dicho nada nunca". Y tú, con el rictus serio, respondes exactamente: "Es el pasado. Ya he pagado. No te incumbe, Alberto, no te metas más en mis asuntos si no quieres que te vuelva a destrozar la rodilla".

Hasta ahí recuerdo. Desperté. Con un sabor raro en la boca. Y, uf, con la rodilla intacta.

15 de septiembre de 2007

La maldición del Dakota

Un bello edificio de aire francés. Distinguido. Como sus habitantes. Han recorrido sus pasillos figuras tan ilustres como Nureyev, Lauren Bacall, Leonard Bernstein o Carson McCullers.

Upper West Side en estado puro.

Pero no. ¡Qué va!

El edificio Dakota encierra una belleza maldita, un jardín de flores del mal, de semillas podridas de dolor y tragedia. Se cuenta que a finales del XIX albergaba ritos satánicos; Polanski utilizó la leyenda para convertirlo en la residencia ficticia de los Woodhouse en la inquietante Rosemary's Baby. Diablo sobre diablo. Pocos meses después, Charles Manson (un iluminado que lideraba una especie de secta hippie-satánica) asesinaba a ocho personas en la mansión que el director polaco tenía en California. Entre las víctimas estaba la bellísima Sharon Tate, esposa de Polanski, embarazada de ocho meses.

El 8 de diciembre de 1980, el día en que la música murió, John Lennon fue asesinado a tiros en la puerta de su casa. Hoy solo quedan peregrinos que lloran su música en el Strawberry Fields de Central Park.

Sí. En efecto. Lennon y Yoko Ono vivían en el Dakota.
(La fotografía es de Allan Tanenbaum)

11 de septiembre de 2007

Sherezade



Tarde. Siempre tarde.



Y lo peor es saber saber que quizá mañana no vuelva a escribir.