6 de octubre de 2007

Infierno

El infierno no son los otros ni un lugar en llamas.


Ni siquiera es un espacio dantesco, puesto que las nuevas generaciones piensan que la palabra deriva de las payasadas de un tal Leonardo Dantés.

El fuego eterno se ha modernizado: ya no hay barca ni Cancerbero. Ahora se ha ubicado en el andén de metro de la calle 59 con Lexington. El más subterráneo, por el que corre la línea verde a 25 metros de profundidad.

Un calor sofocante que hace sudar hasta a las ratas que infestan -lo prometo- las vías de tren. Los pasajeros hierven bajo el rechinar de vagones, nuevas trompetas del apocalipsis. Y ese olor, ese olor inmundo, a vómito de cómida rápida.

¡Un hedor que parece un cuesco del mismísimo Satanás!

6 comentarios:

Javier Arturo dijo...

¡¡Qué asco!!

mòmo dijo...

¿Y osaste ofrecer en su día "alojamiento gratis en habitación individual en... ¡¡tratatachán!! ¡¡Nueva York!!"? Seguro que ya tenías prevista una visita al andén de marras para el confiado apostador. ¡Sádico!

Anónimo dijo...

Eso es lo bonito de NYC, ese olor a azufre que nos acerca al infierno...

Miguel Carvajal dijo...

¡Arggg! Rápido, sal de ahí.

Anónimo dijo...

...CRISOL DE,...UHMMMM, ¡¡¡EHNORABUENA POR AGLUTINAR TANTO ERUDISMO EN LOS NUEVO MEDIOS!!!,...SOY DE PALOS DE LA FRONTERA, ESTE NO ES MI ELEMENTO,...

Efrén dijo...

Infestado infestado no sé yo, pero alguna rata sí que hay. Pero se te olvidan los sonidos, y eso que se lo robaste a TCA... Esos sonidos infernales cuando pasa el express y parece que todo se hunde. Aunque creo que en la 59 para el express. Un alivio en ese infierno.
Para que luego sigan glamorizando a NY.