Ha vuelto.
La poética de la frontera y de la tierra prometida. El mito del nacimiento de una nación. La ordenación del caos.
El Oeste -un género con plazas limitadas- está de moda por estos lares. Hollywood le ha hincado el diente, como cada diez o quince años. Aún se puede husmear la estela de los clásicos en las propuestas recientes, pero también es cierto que un western en estos tiempos no puede estar más que barnizado de posmodernidad. Estética o ética.
3:10 to Yuma es una película excelente y envolvente. De ritmo vibrante y temática clásica, la novedad estriba en filmar un western como si de una película de acción se tratara: violencia visual, tensión constante y un montaje nervioso que busca la yugular del espectador. Christian Bale se confirma como uno de los más versátiles de su generación y Russel Crowe se atreve a ponerse la máscara -al final es eso, sólo una máscara- de malo malísimo.
Por su parte, El asesinato de Jesse James a manos del cobarde Robert Ford conduce el género al límite, hasta ahogarle la respiración. Deliberadamente larga, de ritmo espeso y cadencia poética, la película interpretada por Brad Pitt es una obra inusual. Bellísima en su concepción estética -¡un western nevado!-, repleta de postales melancólicas punteadas por la partitura de Nick Cave, el retrato del sanguinario pistolero opta por transmutar los valores morales y sobreescribir la leyenda: el asesino se convierte en héroe, la admiración en obsesión y la cobardía en un guiñol anticipado de la propia muerte.
3:10 to Yuma es una película excelente y envolvente. De ritmo vibrante y temática clásica, la novedad estriba en filmar un western como si de una película de acción se tratara: violencia visual, tensión constante y un montaje nervioso que busca la yugular del espectador. Christian Bale se confirma como uno de los más versátiles de su generación y Russel Crowe se atreve a ponerse la máscara -al final es eso, sólo una máscara- de malo malísimo.
Por su parte, El asesinato de Jesse James a manos del cobarde Robert Ford conduce el género al límite, hasta ahogarle la respiración. Deliberadamente larga, de ritmo espeso y cadencia poética, la película interpretada por Brad Pitt es una obra inusual. Bellísima en su concepción estética -¡un western nevado!-, repleta de postales melancólicas punteadas por la partitura de Nick Cave, el retrato del sanguinario pistolero opta por transmutar los valores morales y sobreescribir la leyenda: el asesino se convierte en héroe, la admiración en obsesión y la cobardía en un guiñol anticipado de la propia muerte.
8 comentarios:
Leo el nombre de Nick Cave y ya tengo ganas de verla...
Um, qué buena pinta.
No me pierdo la de Redford.
Un western nevado...
'Los vividores' ('McCabe and Mrs. Miller')
Como soy un carrozón, la amo desde que nació, en 1971.
Como amante del género, me mantendré a la espera de su estreno en este santo, y cada vez más revuelto, país.
¿¿Cuándo las estrenarán en España Alberto??
Tienen buena pinta, me apetece bastante ver la de Redford.
con lo facil que hubiera sido decir que la pelicula te ha gustado o no,vaya un peliculero que estas hecho, te gusta adornar todo lo que te rodea con ese angioma propio que te hace ver la vida en palabras.
Bueno hasta aqui mi primera colaboracion que no la ultima.
Un abrazo desde Murcia
Está claro, ahora lo entiendo. A Jesse James lo asesinó un ex-comunista. Que trabaja en jolibud. Antes era rojillo, y seguramente un activista. Ahora se ha reconvertido a pistolero sin ideología. Robert (Red)Ford. Ahora lo entiendo.
Este blog era de historietas tuyas en Nueva York, no de mini-críticas de cine en plan Cahiers. ¡Vuelve a tus esencias!
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