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23 de noviembre de 2007

Acción de gracias

Lo peor de abandonar la categoría de turista para convertirse en ciudadano es que uno no siempre lleva la cámara preparada para desenfudar.

Y, claro, por fin pasan las estrellas neoyorquinas, les dices que qué tal, te sonríen, te preguntan de dónde eres, les dices que de España y él te cuenta que ha rodado su última película en Barcelona y que, lo siente, pero teme llegar tarde al desfile.

Ayer, a las 9.03 am, estaba esperando a Father Tueth, un jesuita catedrático de cine de lo más bonachón, capaz de cantar el Knocking on Heaven's Door de Bob Dylan e imitar a Queen Latifah en el mismo sermón. Entonces vi pasar a la estrella. ¡Ya era hora tras tres meses en NY!

Woody Allen es menudo y delgadito. Llevaba ese gorro verde de pescador que siempre usaba en Oviedo, calado hasta las gafas, supongo que para esconder sus neurosis de la multitud. Paseaba por la calle 56 con la 6ª Avenida, camino del desfile de Thanksgiving (por cierto, al fin me enteré de por qué dan gracias...). De la mano, su hija o su nieta o ambas cosas. Es el lío de casarte con tu hijastra, que luego, para recomponer el árbol genealógico, hace falta una tesis doctoral.

Y yo sin poder dejar constancia en este querido blog...

Seamos justos con el resto del día, en todo caso. Si lo de Halloween fue un desfile de Regional Preferente, en esta ocasión el glamour y el brillo me cautivaron. Una cita para niños y mayores, con colorido, buen gusto, orquestas y bachelorettes rítmicas y bellamente engalanadas, carrozas gigantes algo fallescas y globos con forma de Shrek, la rana Gustavo, Snoopy y cía. Una delicia con Santa Claus y todos sus renos como colofón, para dar por iniciada la Navidad... y sus compras.

Supongo que por eso el desfile estaba patrocinado por Macy's.

15 de noviembre de 2007

Réquiem por un sueño

Si tuviera que escoger, no dudaría.

Central Park es el lugar más hermoso de Nueva York. Son sus gentes variopintas, sus colores, los anocheceres en la ladera o la magia que te asalta en un rincón escondido. La Orquesta Sinfónica en verano y patinar sobre hielo en invierno. La marea de corredores de los sábados y los picnic en familia de los festivos. Un oasis en medio del desierto, donde el tiempo pasa aún con reloj de bolsillo.

Acudo mucho allí los domingos, a dejarme sorprender por la vida, a perder la noción del tiempo, sin brújula ni paracaídas.

La última sorpresa fue este detalle, descubierto en el elegante Parque de los Olmos: todos los bancos exhiben una placa plateada. Son la alternativa a los garabatos hispánicos de navaja y cutter: el "Kike estuvo aki" o " La Jenni y el Onofre, amor pa' siempre ".

En las placas se pueden leer gratitudes institucionales, afectos familiares, invocaciones divinas o lamentos colectivos por la muerte de un benefactor. De entre el encantador abanico de posibilidades, me llamaron la atención los epitafios y las dedicatorias amorosas. Leer los epitafios me hizo preguntarme cuál querría yo al terminar los días de este blog, que ya empieza a notar el vértigo melancólico de lo que morirá.

Las declaraciones de amor, sin embargo, me incitaban la curiosidad. Por desgracia, mi viejo amigo se llevó a la tumba la instantánea del recordatorio más precioso e inquietante: "Para Mary Jo, por tantas noches prohibidas". Como el calambre de un microrrelato o el latigazo desolado de un sms resacoso, la placa se me quedó grabada. "Para Mary Jo, por tantas noches prohibidas".

Aún estoy deseando que alguien rellene los huecos de ese amor imposible, ponga un título que coloree la noche y comience a narrarme la enigmática historia que esconde ese precisamente ése banco proscrito.


13 de noviembre de 2007

Apunte de una tarde

"Que otros canten las armas y a los héroes,
los abismos del ser
o la complejidad del universo.

Dejadme a mí que diga la gracia irrepetible
de esta tarde de noviembre, la efímera hermosura
de la luz que acaricia Central Park
y lo convierte en un sueño"

(Paráfrasis a Sánchez Rosillo)

6 de noviembre de 2007

La otra cara de la luna

¿Por qué en lugar de poner fotos como éstas prefiero concentrarme en esta otra de la maratón?


¡Tanta debilidad por los antihéroes!

Sí, doctor, me lo haré mirar.

17 de octubre de 2007

Magnólico

Tenías razón. Estas cosas pasan. Continuamente.

¡Y yo, que no te creí a pesar de quererte tanto!



Es verdad, estas cosas ocurren: ayer vi llover ardillas en Central Park.


(La foto es de Kintired, en Flickr)

9 de octubre de 2007

Ikea

"En 1916 el artista Marcel Duchamp subió a lo alto del arco por la escalera interna y declaró el parque República Libre e Independiente de Washington Square"

Eso, Marcelito. ¡Con un par!
'

15 de septiembre de 2007

La maldición del Dakota

Un bello edificio de aire francés. Distinguido. Como sus habitantes. Han recorrido sus pasillos figuras tan ilustres como Nureyev, Lauren Bacall, Leonard Bernstein o Carson McCullers.

Upper West Side en estado puro.

Pero no. ¡Qué va!

El edificio Dakota encierra una belleza maldita, un jardín de flores del mal, de semillas podridas de dolor y tragedia. Se cuenta que a finales del XIX albergaba ritos satánicos; Polanski utilizó la leyenda para convertirlo en la residencia ficticia de los Woodhouse en la inquietante Rosemary's Baby. Diablo sobre diablo. Pocos meses después, Charles Manson (un iluminado que lideraba una especie de secta hippie-satánica) asesinaba a ocho personas en la mansión que el director polaco tenía en California. Entre las víctimas estaba la bellísima Sharon Tate, esposa de Polanski, embarazada de ocho meses.

El 8 de diciembre de 1980, el día en que la música murió, John Lennon fue asesinado a tiros en la puerta de su casa. Hoy solo quedan peregrinos que lloran su música en el Strawberry Fields de Central Park.

Sí. En efecto. Lennon y Yoko Ono vivían en el Dakota.
(La fotografía es de Allan Tanenbaum)